Los primeros días de otoño empezaban a hacer su aparición, con cambios de colores en los jardines que rodean mi casa. Las hojas empezaban a perder su color verde, tornándose en esa gama de colores que representa el otoño.
Necesitaba salir, ir algún lugar al que no hubiera estado y que mi cabeza viajera ahnelara conocer, y que además pudiera estar en contacto con la naturaleza para disfrutar del cambio de estación……. esta vez el lugar elegido era Albarracín (Teruel).
Tras unas horas de carretera, nos adentramos en la Sierra de Albarracín, espacio natural lleno de embrujo donde te sorprenderá sus bosques y ríos, formando un paisaje admirable. Mientras, iba descubriendo las primeras notas otoñales y que con cara de asombro trataba de retener en mi cabeza.
Al termino de una curva, puede vislumbrar, a través de la ventanilla, una majestuosa peña rodeada de arces que tornaban sus hojas en amarillo y rojizo. ¡Para, para……! Mis primeras fotografías de otoño.
En el silencio del monte, mientras trataba de plasmar en mí cámara la paleta de colores que se desplegaba ante mí, la calma se interrumpió por un sonido que en principio no fui capaz de asociar, suele pasar cuando eres una urbanita, ese sonido era la berrea de ciervos. Me sentí privilegiada al poder escuchar y disfrutar de esos momentos en un paraje tan excepcional.
Con una sonrisa en mi corazón, por tal privilegio, seguimos camino al pueblo de Albarracín. Pueblo medieval, construido sobre una peña y el meandro del río Guadalaviar, que la bordea.
Su encanto de calles estrechas y sinuosas que se extienden al pie de la muralla del castillo, hacen que te transporte a otros tiempos. Sus casa colgadas, en color rojizo, con entramado de madera, paredes curvas y aleros que se tocan, y piensas como es posible tanto equilibrio.
Cada esquina, plazuela, calle, mirador……., hacen que disfrutes de cada segundo que estés en este pueblo con encanto, declarado Conjunto Histórico-Artístico desde 1961 y Patrimonio de la Humanidad, que mejor carta de presentación.
He disfrutado de un día especial, recorriendo este bello paraje y de unos de los pueblos con más encanto de nuestro país. VOLVERÉ…..
La Torre de Doña Blanca es una torre cuadrada defensiva del s. XIII. Parece que su origen es árabe, está junto a la Iglesia de Santa María. Tiene una altura de 18 metros y gruesos muros.
Cuenta la leyenda… que cuando el hermano de la infanta de Aragón Doña Blanca subió al trono, le recomendaron a ésta huir de la cercanía de la mujer de su hermano que estaba celosa de su belleza y virtudes. Con una brillante comitiva fue hasta la ciudad de Albarracín que pertenecía al señor de Azagra, se hospedó en la torre que hoy lleva su nombre y nunca nadie la volvió a ver ni supo de ella. Su comitiva partió de nuevo a Aragón, pero sin la infanta. Dicen que Doña Blanca murió de melancolía y cuentan los del lugar, que las noches de luna llena, se la ve bajar de la torre con etéreos vestidos para bañarse en las aguas del río Guadalaviar. Es la sombra de Doña Blanca.
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