En las nubes, en el aire, en el fondo de los bosques, en las grietas de las peñas, imaginaba percibir formas o escuchar sonidos misteriosos, formas de seres sobrenaturales, palabras ininteligibles que no podía comprender
«El Rayo de Luna» Gustavo Adolfo Bécquer
En la serranía de Cuenca, existe un lugar por donde discurren las aguas del río Guadiela y que no deja indiferente a quien desea deambular por este espectacular paraje.
Este río de aguas verdes turquesa, que no deja de sorprenderme en cualquiera de las rutas que he podido realizar en su peregrinar hacia río Tajo, y que nuevamente no me iba a dejar insensible ante tal belleza.
El río Guadiela en su discurrir por este entorno, atraviesa un macizo de rocas carbonatadas, que cincelando a través de los siglos ha creado un paraje declarado monumento natural.
Este paraje es la Hoz de Beteta. Con 8 km. de acantilados y con más de 80 metros de altura, guarda en su interior umbríos bosques de tilos y avellanos que se mecen en las orillas del rio, mientras olmos, arces y tejos bordean el sendero, formando un paisaje donde acunan luces y sombras.
Mientras zascandilean mis botas, puedo escuchar el sonido del Guadiela, que a veces manso y sosegado, me hace llegar a mis oídos un susurro, mientras que otras sus sonidos se vuelven alborotador cantarín.
Elevo mis ojos a estas moles calizas donde anidan alimoches y buitres leonados, los cuales sobrevuelan la hoz en un ir y venir con majestuosidad, creando en mí admiración y respeto.

Septiembre nos permitía todavía disfrutar del buen tiempo, y el azul del azul daba luminosidad al entorno, jugando entre luces y sombras.
Arrancamos desde el aparcamiento del área recreativa Casa de la Pradera, para iniciar el sendero Botánico hasta alcanzar la Fuente de los Tilos y continuar por este hasta las escaleras a la cueva de la Ramera, cavidad situada a 20 metros de altura y que no pudimos visitar por estar actualmente cerrada.
Seguiremos el recorrido hasta la desviación de la cueva del Armentero, mirador natural de la hoz, para lo cual se debe superar una pendiente ascendente de poco más de 200 mts. de altitud, en una distancia de apenas 650 mts.
De regreso, guardé mi cámara en la mochila y así, poder disfrutar del colorido que dan las tardes cuando está a punto de saludarnos el otoño.
Dejamos atrás el área recreativa Casa de la Pradera Uno de los números puentes de madera que atravesaremos El sendero frondoso. Pino negral, boj, arces, majuelos Entre los árboles asoman las paredes del cañón Restos de construcción, posiblemente del antiguo canal. Salto de los Tilos. Que pena, sin agua. La profundidad de la hoz. Impresionante. El inmenso boscaje
RUTA: Circular (ida y vuelta por el mismo sendero)
DIFICULTAD: Media
DISTANCIA: 10 Kms.
NOTA: La ruta consta de dos pequeñas rutas. La información está en el link de áreas protegidas Castilla – La Mancha