Después de mi visita a Astorga, no podía marcharme sin conocer uno de los pueblos más hermosos de la comarca leonesa de la Magatería, Castrillo de Los Polvazares. Declarado conjunto Histórico-Artístico desde 1980.
Calles empedradas y casa blasonadas, construidas en arcilla roja te hacen viajar a un tiempo histórico, donde sus habitantes, arrieros maragatos comerciaban con productos que transportaban desde Galicia a Madrid
La luz de Agosto al atardecer, se reflejaba en las fachadas de sus casas dándolas el color dorado, de mediados del verano.
“Ellos se consideran una casta aparte en el mundo, y tan apegados están a sus leyes morales, que no adoptan de las ajenas cosa alguna, ni buena ni mala”. Concha Espina
Los habitantes de Castrillo fueron tradicionalmente arrieros maragatos. Estos comerciantes traficaban con vinos, pescados, y muchos otros bienes. Las casas, llamadas «casas arrieras», están estructuradas en función de esa actividad, existiendo grandes puertas para el paso de carros, patios interiores que son el centro de organización de la casa, cuadras, y algunas grandes bodegas.
El pueblo originalmente se encontraba en una ubicación distinta. Fue destruido por unas riadas, y se reconstruyó en el siglo XVI en su emplazamiento actual.
Los arrieros maragatos gozaron de gran poder e influencia en la zona entre los siglos XVI y XIX. La comarca maragata está situada en un punto estratégico en las comunicaciones del interior de la península y Galicia. La propia Astorga está hoy situada en medio de la nacional VI. Los maragatos transportaban al interior salazones de pescado traídos de la costa gallega, y al volver a su tierra cargaban con embutidos y productos de secano. La decadencia de esta casta comenzó con la llegada del ferrocarril a Astorga en 1866.
«Wikipedia»