Las sendas que guarda la sierra de Gredos son sorprendentes y sobre todo cuando se elige emprender una ruta por el margen de un río de montaña. El sonido del agua, la vegetación, el canto de los pájaros, hacen que te encuentres en un entorno de ensueño, que te acompañará en tus pasos.
Arrancamos este ensueño en el puente medieval de Arenas de San Pedro y antiguo paso de ganado donde se cobraba portazgo por su tránsito, creo que este concepto nos suena a todos a autopistas de peaje, sinceramente si en algún momento hemos pensado que se había inventado algo nuevo, me temo que no. Continuaremos la calle, para pasar por un pequeño polígono industrial, donde disfrutamos de los trabajos realizados en forja y exhibidos a las puertas de una de las naves, que nos habla de una antigua actividad metalúrgica en esta zona. A pocos pasos, a la derecha llegaremos al punto de arranque de la ruta.
Recorreremos durante poco tiempo, la margen derecha del río Arenal, pasando por la fuente de las Brujas, y saboreando el inicio de una ruta llena de encanto, que nos iría sorprendiendo en cada momento. Seguiremos el curso del río hasta una bifurcación, dejando el camino de la derecha para bajar por las escaleras y llegar al puente de madera de la poza de Quirol, siendo parada obligatoria para admirar el peregrinar del agua a nuestros pies. Cruzamos para dirigirnos a la margen izquierda del río, siguiendo la corriente del agua.
Desde este punto hasta el puente Los Llanos, nos encontramos con un recorrido irregular, subiendo, bajando. A veces el sendero se convierte en rocas que debemos “escalar” para seguir descubriendo la variedad de este entorno. Haz una parada en tu caminar, contempla el discurrir del agua, siéntate y escucha mientras saboreas ese bocadillo que te has preparado por la mañana con tanta ilusión. O quizás te pueda apetecer, tumbarte y cerrar los ojos, para que todo tu ser sienta la naturaleza.
Admirar pozas de agua transparente, riachuelos que debemos atravesar por pequeñitos puentes de troncos, un bosque de piedras redondas tapizadas de musgo, pensando que detrás de una de ellas habrá un duende juguetón, las cumbres nevadas de la sierra de Gredos, olores de la primavera, sonidos… es el placer del contacto con la madre naturaleza.
Seguimos nuestro deambular hasta alcanzar el puente de Los Llanos, donde las aguas se remansan, para cruzar al otro lado del río. La silueta de la ermita de la Virgen de los Llanos, se recorta contra el azul del cielo, rodeada de tierras de siembra, donde se cosechan todo tipo de verduras, hortalizas y frutas, se merece una parada.
Desde este punto emprenderemos nuestro regreso, esta vez por la margen derecha, aunque a partir de ahí dejamos de ver el río durante parte del recorrido. Los picos nevados de la sierra de Gredos, con su preciosa estampa, nos indican el cambio de nuestra dirección. La senda, que es de subida, nos llevará hasta la pista forestal de Arroyo Cerezo, un agradable paseo rodeados de pinos y sotobosque.
Seguiremos la pista, que llevará hasta el puente viejo del río Pelayos, en su margen derecho se puede contemplar un pequeño bosque de acebos. Continuaremos este camino, de regreso a Arenas de San Pedro, para volver al punto de partida.
Como es tradición en nuestra asociación de senderismo, en primavera realizamos una comida muy especial, donde cambiamos el bocadillo por platos y cubiertos, en algún restaurante de la zona donde efectuamos la ruta. Así que al final de la ruta, disfrutamos de una agradable comida en el entorno de las Cuevas del Águila, y que como broche final a esta salida, visitamos disfrutando de las maravillas que puede hacer la naturaleza, en el transcurso del pasar de los siglos.
RUTA: Circular
DIFICULTAD: Moderada
DISTANCIA: 12 km.
La historia cuenta……..
NACIMIENTO DE LA VILLA
Así los orígenes del municipio de Arenas de San Pedro o Arenas de las Ferrerías de Ávila, llamado así por la cercanía a la antigua mina de hierro de La Tablada, se remontan a la edad media durante la conquista de la zona por las tropas castellanas y posterior repoblación entre los siglos XII y XIII, como ocurriría en el resto del valle o en los pueblos de la cercana Sierra de San Vicente.
Según cuenta la leyenda local, la ocupación y nacimiento de la actual villa se produciría tras una milagrosa aparición de la virgen en 1054 animando a los habitantes a trasladarse a un lugar rocoso y con gran cantidad de manantiales, enclave de la actual, cuando una plaga de termitas arrasó gran parte de las viviendas del antiguo núcleo en el llano, es decir, en el valle.
Texto recogido de: Juderías de Sefarad
















ARENAS DE SAN PEDRO
CUEVAS DEL ÁGUILA
ENLACES DE INTERÉS:
Estupenda publicación Conchi como siempre!!
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