Traspaso el umbral de mi puerta, para convertirme en esa eterna caminante, en esa mochila que se llena de vivencias en cada ruta, en las botas que en cada pisada busca un camino nuevo a vivir, en mi cámara fotográfica buscando el encuadre que detenga el tiempo de lo vivido. Yo soy todo eso…. cuando deambulo por senderos.
La mañana es gris y todavía queda coleando los restos de las tormentas de estos últimos días. Encamino mis pasos al encuentro con mis compañeros de andaduras. Los saludos, abrazos y sonrisas son los buenos días de cada salida.
Durante el trayecto observo como el cielo, se va convirtiendo en un bello cuadro de tonalidades grises. Las nubes se entrelazan, parecen no querer dejar paso a ese cielo azul, que se asoma con timidez abriéndose paso entre ellas.
La carretera se prolonga hasta descubrir, a través del limpiaparabrisas del autocar, la hoz de río Júcar. Me sorprendo al observa el montículo donde se alza el pueblo de Alarcón. Todo él mira al Júcar, castillo, torreones, murallas, iglesias, casas…, asoman a un balcón natural de espectacular belleza.
En está ruta combinaremos naturaleza e historia. Durante el recorrido pudimos disfrutar de la historia de Alarcón, reflejada en sus monumentos y que al finalizar la ruta pudimos deleitar paseando por sus calles.
Arrancamos la ruta por el sendero que atraviesa las murallas, por la puerta de Chinchilla, pasando por uno de los puentes que unen las dos orillas del río Júcar. Subimos por el sendero, tomando algún descanso para volver la vista y observar el contorno de Alarcón contra la luz grisácea de la mañana. Después del pequeño esfuerzo, la recompensa fue un bello paisaje cubierto de amapolas, que tapizan de rojo los campos.
Las nubes van dando paso al cielo azul, pero antes se despiden regando la tierra, que despierta olores a tomillo, romero, hierba….., parece que los colores se transforman, se vuelven grises tras el manto de la lluvia y el único sonido que se escucha, es el chocar del agua contra el paisaje.
Tras el chaparrón, las nubes se abrieron dando lugar a la luz del sol y a un cielo azul que nos acompañó el resto del día.
Descendemos hasta tomar la orilla izquierda del río Júcar y recorriendo su orilla, hasta volver al punto de partida, dando por terminada la ruta y dedicando la tarde a recorrer las calles de Alarcón.
RUTA: Circular
DIFICULTAD: Baja
DISTANCIA: 9 km.
LEYENDA SOBRE EL CASTILLO DE ALARCÓN
–NO SOIS VOS QUIEN SE DEBA DESPOSAR CON MI HERMANA —dijo el señor del castillo al último pretendiente que había llegado hasta Alarcón a pedir la mano de la doncella casadera que allí habitaba.
—Le puedo ofrecer mis tierras y una alianza de vecindad que vos no podéis desechar —respondió el joven sin inmutarse ante la negativa del castellano.
—Os lo repetiré por última vez. Mi hermana no va a caer bajo vuestras manos para que dilapidéis su dote y la hagáis desdichada como ya lo habéis logrado con otras doncellas de la comarca. Sabed que sé quién sois y lo que pretendéis, así como la fama que os precede. Marchaos en buena hora por donde habéis venido y que sea la última vez que vuelvo a recibir una visita vuestra con tal petición —añadió el dueño del señorío de Alarcón llamando a sus criados para que arrojasen más allá del puente levadizo al visitante.
Este abandonó el lugar meditando como podía vengar la ofensa y hacerse con la joven y, sobre todo, con su dote, dado que por sus correrías había dilapidado la herencia que su padre le había dejado. Numerosas ideas de venganza bullían por su cabeza, y una vez de regreso a casa concibió con sus criados un plan destinado a matar al castellano y llevar hasta el final sus planes. Para ello solicitó una nueva entrevista para ‘disculparse’ e intentar por segunda vez convencer al señor de Alarcón de ser un buen candidato, y aprovechando el encuentro asesinarlo. Pero no contaba con que éste era muy querido en la comarca y que sus planes habían sido descubiertos.
No obstante, el castellano, incrédulo ante lo que le habían anunciado, accedió a un nuevo encuentro, no sin antes hacer que varios de sus criados se escondiesen en el salón donde iba a recibir al joven. Y así se hizo. El terrateniente se postró ante el señor de Alarcón implorando su perdón por haberse comportado de una forma impertinente en su anterior visita, y cuando el castellano se acercó a él para levantarle del suelo, enarboló una daga que llevaba escondida e intentó con ella herirlo. Los criados acudieron prestos a defender a su amo, y de resultas de la pelea que se originó, el agresor cayó con el cuerpo atravesado por una espada.
Su cadáver fue arrojado a un hueco de la muralla del castillo que estaba siendo reconstruida y junto a la argamasa acabó formando parte de la barbacana, manchando con su sangre alguno de los pilares del muro. Manchas que aún hoy en día cuenta la leyenda que pueden verse en esas paredes, recordando, siglos después, su traición”.
Del libro «Leyendas de Paradores» de Felipe Alonso



El paisaje se transforma, tras una cortina de lluvia




Ruta PR-CU71
Turismo Castilla La Mancha
Alarcón
Excelente trabajo, excelente narración, el principio muy bueno e historia de los paradores lo mismo hasta la próxima de Antequera
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Gracias Felipe. Disfruto haciendo el blog y disfrutáis vosotros con ello, así que perfecto.
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