Cuando puedes ver la ciudad de Cuenca a tus pies, es cuando piensas que la subida ha merecido el esfuerzo.
Copaal
Amanece, me preparo para el encuentro con mis compañeros de caminos. La mochila, los bastones, las botas…… pero hoy no va el bocadillo en mi mochila, hoy es un día especial. Hoy celebramos la comida anual de nuestra asociación de senderismo, que siempre compaginamos con una ruta. En esta ocasión el lugar elegido es la ciudad de Cuenca, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1996.
Al llegar a Cuenca nos reciben sus Casas Colgadas, símbolo de la ciudad, que miran desde lo alto La Hoz del Huécar. Una estampa que no deja indiferente a quien las contemplan.
Partimos desde este punto, tomando el margen derecho del río Huécar y pasando por debajo del espectacular puente de San Pablo, cuya construcción inicial en piedra data del 1533 y reconstruido en madera y hierro en 1902.
Empezamos el ascenso al cerro de San Cristóbal por el camino que sale a nuestra izquierda, hasta llegar al mirador del Castillo, para seguir hasta la Hoz del Júcar.
En el tramo de este recorrido nos encontramos con un extraño personaje, «un hombrecillo naranja», que sentado contemplaba nuestra subida. A nuestros píes íbamos dejando la ciudad, que podíamos contemplar en cada parada que hacíamos para recuperar de nuevo el impulso hasta llegar al mirador.
Después de disfrutar de las vistas de Cuenca, reanudamos la ruta por esté paraje salpicado de los característicos Mogotes, originados por la estructura caliza del terreno. Atravesando bosques de pinos en nuestra bajada, hasta encontrar La Hoz del Júcar.
En nuestro deambular por el margen del río, sus aguas de color esmeralda reflejaban tilos, sauces, avellanos y un manto de carrizo, percibiendo sensaciones de tranquilidad al contemplar el curso del río.
También pudimos disfrutar, observando cómo estas paredes de roca caliza, «osados personajes», escalaban en sus verticales paredes. Con razón llaman a Cuenca la “Ciudad de la Escalada”.
Terminamos nuestro recorrido disfrutando de un “tentempié”, manjares con los que celebramos nuestra comida anual, al píe de la hoz del río Júcar.
RUTA: Circular
DIFICULTAD: Media – baja
DISTANCIA: 13 km.
LEYENDA – La Casa de la Sirena
Uno de los entornos más visitados en la ciudad son las Casas Colgadas y el entorno en el que están emplazadas: La grandiosa Hoz del Río Huécar. Pues en este lugar se desarrolla este relato, concretamente en la parte de las Casas Colgadas donde ahora mismo hay un famoso restaurante.
El Infante Don Enrique de Trastámara visita Cuenca, no viene de turismo, sino a dar las gracias a los habitantes de la ciudad por su apoyo prestado en los juegos de guerra que se trae con su hermano Pedro “El Cruel” ahora Rey de Castilla. Al darse el baño de multitudes por las callejuelas de Cuenca, Enrique se fijó en una bella muchacha que se llamaba Catalina. Tan prendado se quedó de ella que mandó a sus sirvientes para conocerla. Don Enrique se enamoró de Catalina y quiso que fuera suya para siempre y le prometió a su padre bienes y dinero a cambio de la dama. En aquella época también había crisis, (no hay datos de cómo estaba la prima de riesgo) la familia de Catalina pasaba por apuros y el padre de esta la convenció para que accediera a ser cortejada. Pasaron muchos ratos juntos Enrique y Catalina, y nuestra protagonista al final se quedó embarazada.
Don Enrique tuvo que salir de Cuenca precipitadamente……
Si te interesa sigue el link: Leyendas de Cuenca






ENLACES DE INTERÉS:
Ruta del río Huecar por el cerro de San Cristóbal
Que maravilla de paraje y fotografías 🔝. Un saludo Elisa
Me gustaMe gusta
Gracias Elisa. Un disfrute para los sentidos.
Me gustaMe gusta