Mañana soleada cuando pusimos rumbo a Soto del Real, pueblo anclado a los pies de Cuerda Larga, para arrancar esta ruta que nos llevará a recorrer el Hueco u Hoya de San Blas. Este hermoso valle está encajado entre La Pedriza de Manzanares y la línea de cumbres de Cuerda Larga en su cara sur, (La Najarra 2.120m., Bailanderos 2.133m. y Asómate de Hoyos 2.242m.).
En la profundidad del valle, discurre el arroyo Mediano afluente del río Manzanares, cuyo sonido nos acompañará en parte del camino. El valle, cubierto en sus laderas de pinos silvestres y pinos laricios, y en su parte baja robustos robledales, hacen que su recorrido sea de una belleza especial.
Iniciamos la ruta por la pista (Camino de la Cruz de Toribio), situada enfrente de la gasolinera que se encuentra en la carretera M-611, que une Soto del Real con Miraflores de la Sierra, para terminar la marcha accediendo a Soto del Real por la Ermita de la Virgen del Rosario.
Deleitosa andadura, donde unos y otros hacíamos el camino, dando rienda suelta a nuestras conversaciones y confidencias. Mientras nuestros ojos disfrutaba del espectáculo que nos ofrecía la naturaleza, la contemplación de las cumbres que todavía con nieve se elevaban ante nosotros.
Tuvimos la oportunidad de disfrutar y saborear una incipiente primavera, que durante los días anteriores ya se estaba haciendo patente, por las subidas de temperaturas. Así que pudimos deleitarnos de un día soleado en este bello recorrido, de un paraje soberbio.
Durante nuestro deambular, nos acompañó el sonido del agua del arroyo Mediano. En algún alto del camino pudimos observar en la lejanía, los embalses de Los Palancares y de Santillana, he incluso vislumbrar Las Cuatro Torres de Madrid. En el horizonte del camino, el escarpado de La Pedriza y las cumbres de Cuerda Larga nos hacían de guía, acompañándonos en la mayor parte del recorrido.
La tarde se escondía detrás de las cumbres y nosotros regresábamos con las energías renovadas y las ganas de una nueva ruta.
RUTA: Circular
DIFICULTAD: Media
DISTANCIA: 22 km.
EL TESORO DE LOS BANDOLEROS
Cuentan que, a finales del siglo XIX, las autoridades decidieron acabar con los bandoleros que actuaban desde la Pedriza. Una de las bandas que dominaba en esta zona fue la de Paco el Sastre, cuyo verdadero nombre era Francisco de Villena. Tras localizar las autoridades su escondite en las montañas, comenzó una persecución que obligó a huir a los bandoleros, cargando sus mulas con el botín de sus robos. Tras alcanzar el Collado de la Dehesilla, quisieron descender hacia Chozas de la Sierra (Soto del Real), pero viendo que les habían cortado el paso, huyeron hacia el Hueco de San Blas. Su intención era cruzar la Cuerda Larga y descender hacia valle del Lozoya. Al alcanzar el valle de Hoyocerrado, y debido a que la carga que llevaban era muy pesada, no tuvieron más remedio que esconder gran parte del botín entre las rocas. De este modo, consiguieron dejar atrás a sus perseguidores, pero nunca se supo si volvieron a recuperar el botín, ya que la mayoría fueron apresados nada más llegar al valle del Lozoya.






Atrás nos queda el camino andado