….dividiéndose en limpios arroyos
que dan vida a las flores silvestres
y en el Sar se confunden, el río
que cual niño que plácido duerme,
reflejando el azul de los cielos,
lento corre en la fronda a esconderse.
Del antiguo camino a lo largo (rosalía de castro)
La mañana nos había ofrecido brumas y lluvia, en nuestra ruta de Maquino Largaño, pero la tarde nos brindó la posibilidad de disfrutar del sol y hacer que está ruta brillara con todo su esplendor.
Las aguas del río Sil se unen al río Miño en la Ribeira Sacra, antes de alcanzar el cañón que lleva su nombre. Su cauce hace de frontera a Lugo y Orense, abrazando a estas dos provincias Gallegas. La acción erosiva de su torrente, ahondó este bello barranco. El Sil en su recorrido por él, unos 35 kilómetros, ha levantado paredes verticales de casi quinientos metros, que se reflejan en sus aguas. Ha trazado curvas y meandros, dibujando un paraje asombroso en esta tierra Gallega.
Estas pendientes fueron aprovechadas en la Edad Media por monjes y eremitas para levantar ermitas e iglesias, y después grandes monasterios, como Monasterio Santo Estevo de Ribas de Sil . La zona se empieza a conocer desde el siglo XII como Ribeira Sacra.
La Ribeira Sacra ha sido históricamente una zona vitivinícola, ya en la época de los romanos. Presumen de tener algunos de los mejores caldos de Galicia con denominación de origen. Es una de las zonas más bellas, gracias a su paisaje y la forma de cultivar los viñedos en la ladera del río, con pendientes espectaculares denominados “socalcos”. La vendimia se hace cargando a las espaldas o en mulos, los frutos de Baco. Aunque también, pudimos ver pequeñas ayudas modernas de mecanización por medio de raíles.
Cultivos en la ladera del río llamados «socalcos»
En nuestra ruta fluvial en el catamarán, disfrutamos de un paraje impresionante, donde pudimos contemplar bosques autóctonos entremezclados en sus escarpados cañones y el cultivo de las viñas en sus laderas, mientras surcábamos las aguas del Sil.
El catamarán nos espera para hacer el recorrido fluvial
Las piedras del cañón están modeladas de las formas más caprichosas que la naturaleza puede crear, unas de las más conocidas son las llamadas «Cara del indio» y «El Peregrino», que parecen observarnos al pasar junto a ellas.
El «peregrino» nos observa desde la lontananza
El indio nos mira con su rostro impasible
Un bonito final para nuestra ruta Maquino Largaño, en la Riberia Sacra.
Si decidís visitar la Ribeira Sacra, no dudéis de disfrutar de un viaje fluvial en catamarán por el Cañón del Sil , mientras saboreáis algún caldo con denominación de origen, en su cubierta.
Los Balcones de Madrid
“El más conocido mirador de la Ribeira Sacra, es un balcón de vértigo sobre los cañones… Su curioso nombre se origina porque en ese punto despedían las esposas a sus maridos barquilleros, al partir a cualquier viaje largo, y fueses a donde fuesen, decían que iban a Madrid.”
No es que se distinga desde aquí la capital de España, que casi, sino que era el lugar escogido por las mujeres para ver marchar a sus maridos emigrantes. Muchos eran barquilleros e iban con su canción (“¡Al rico barquillo de canela para el nene y la nena!”) a las verbenas de Madrid. Así se explica también por qué en el pueblo hay un monumento al Barquillero. Desde esta atalaya conviene asomarse al atardecer sobre la sencilla barandilla de madera para contemplar cómo las aguas del río parecen detenerse, a la vez que se vuelven de un azul oscuro.»

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