Precioso día de primavera de un mes de Abril lluvioso, arrancamos el día con una ruta de 16 km. por un paraje excepcional, la climatología nos permitió hacer el recorrido, a excepción de los últimos 2 km. donde la lluvia hizo presencia a caudales.
Comenzamos en el pueblo de Ocentejo que debe su nombre al río, «Hoz en Tajo» (Oz en Texo, en castellano antiguo)
Siempre es estimulante una salida en esta época del año, el campo despierta de su letargo invernal y nos muestra poquito a poquito esos colores y olores que estuvieron guardados durante el invierno.
Terminamos la tarde con un buen café en Cifuentes, pueblo recomendable de visitar.
Según las crónicas escritas en castellano antiguo fue en el Siglo XVI y tras un fuerte temporal cuando se desprendió una enorme masa de piedra caliza sobre la hoz que el Tajo había tallado en la roca. Este desprendimiento produjo un colapso en el cauce del río, que se prolongó a lo largo de una semana, hasta que la fuerza desmesurada del agua volvió a abrir una ruta nueva a través del barranco.
Cuenta la leyenda que el hundimiento secó el cauce del Tajo durante siete días en los que los vecinos pudieron atrapar las truchas con sus propias manos. Existe una versión, nada probable, que cuenta que el Hundimiento se produjo como consecuencia del temblor de tierra que, en el año 1.755, arrasó la ciudad de Lisboa. Sin bien es cierto que, geológicamente, los dos terrenos pertenecen a la misma placa tectónica, no menos cierto es que este temblor se produjo un siglo más tarde de lo que nos cuentan los cronistas de la época y, en territorio español, que se sepa, el temblor sólo afectó mínimamente a Salamanca.













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La mochila de CopaAl
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